Ayer, a raíz de un comentario en el Facebook, recordé una de las mejores y más inverosímiles leyendas urbanas que me hayan contado. La comentó mi hermano al día sguiente de ver el concierto que dio Michael Jackson en el vetusto futbolín que era el Carlos Tartiere. Oviedo, que abrumado por la enorme tradición de conciertos de grandes estrellas que tenía Gijón, trató de equipararse con el rey del pop y U2. No hubo más.
Según cuenta la leyenda Michael Jackson, una vez acabado el show en Oviedo pidió ir a cenar y le llevaron a Gijón al México Lindo, uno de los más castizos bares de Gijón, famososo por sus platos combinados. Un cutre-bar que convierte la historia en necesariamente increíble y necesariamente hilarante.
1 comentario:
Foton !
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