Hoy se celebra (no me parece precisamente la palabra adecuada) el 70 aniversario del comienzo oficioso de la II Guerra Mundial. En realidad deberíamos entender que el 1 de septiembre de 1939 comenzaron unas hostilidades que fueron, en verdad, una continuación de la I Gran Guerra, debido a que el abusivo tratado de Versalles dejaba a Alemania como la nación culpable de la guerra, se le obligaba a desprenderse de una octava parte de su territorio, desmilitarizarse y pagar enormes cantidades de dinero a los vencedores.
La primera posguerra dejó una Alemania muy tocada económica, con unas tasas de paro realmente altas, con el territorio dividido y el orgullo herido. Y he aquí donde en aquel proclive caldo de cultivo surgió un hombre capaz de levantar la moral de su pueblo y sacarlo de la crisis.
Lo demás ya lo sabéis.
No podemos dudar que el tipo del bigote fue un tarado poderoso y que sus contemporáneos italianos o japoneses lo eran igualmente, pero si la I Guerra Mundial no se hubiera cerrado en falso, si se hubiera hecho con mayor racionalidad quizá podríamos haber evitado los 60 millones de víctimas, civiles y militares que perecieron en la más cruenta confrontación humana. Una tragedia patética para el ser humano que no es especialmente lejana a nosotros. 70 años no pueden ser suficientes para olvidar el terror con mayúsculas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario