Hola! Reaparezco, que no es poco. Lamento no haber dado siquiera señales de vida pero he pasado por una de las peores semanas, si no la peor, de mi vida laboral. Apenas he tenido tiempo para hacer nada y cuando lo tenía necesitaba dormir. Tendré que ponerme al día en muchos comentarios e historias que contar, aunque esta semana no parece especialmente propicia, especialmente porque se avecina llena de eventos.
De la única cosa que me apeteció escribir en estos días pasados y no pude fue acerca del caso de la presunta red de espionaje de la Comunidad de Madrid. La forma en cómo ha aparecido en la prensa, de sorpresa, sin levantar ampollas hasta que la forma de echar balones fuera de los políticos implicados hicieron mover la maquinaria del resto de la profesión, mientras que El País les saca ventaja cada día que pasa destapando nuevas conexiones entre los señalados.
Casi ha pasado una semana pero puedo decir que tuve la sensación desde el principio: esto es un Watergate en toda regla. Será lento, correrán ríos de tinta, se complicarán las cosas, amenazarán al mensajero y salpicará a muchas personas. La única diferencia será que aquí no dimitirá nadie ni se derrocará a ningún gobierno por dicho escándalo.
Sirva pues de homenaje a los héroes de aquella fascinante historia que cambió América. En la foto, dos padres del periodismo moderno: Bernstein y Woodward.
P.D: By the way, ¿fue suerte u olfato? Probablemente ambas.
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