Poco podré aportar yo acerca de este tema pero resulta casi imposible a los ojos de cualquier persona de bien no hacer si quiera un comentario sobre esa barbarie. Lo primero que diré es que soy un verdadero ignorante acerca de los temas que ocurren entre palestinos e israelíes. A lo largo de los años, y especialmente gracias a la inmensa labor social de los medios de comunicación, uno ha podido ir comprendiendo ciertos conflictos que asolan nuestra tierra: el problema vasco, el conflicto norirlandés, las guerras entre las coreas, india-pakistán, o los terribles enfrentamientos étnicos en África. Pero no he sido capaz siquiera de entender mínimamente el porqué del enfrentamiento visceral de estos dos pueblos en Oriente Próximo. O de otra forma, del porqué nunca hemos conseguido una tregua constante; una paz duradera.
Caben estos días preguntarse algunas cuestiones acerca de estos enfrentamientos. Comentan los finos analistas que una de las mayores brutalidades de estos enfrentamientos residen en la enorme diferencia armamentística entre Israel (segunda fuerza militar después de USA) y Hamás (árabes con tirachinas y bombas lapa). ¿Sabe la guerra de estas cosas?¿No deberíamos tener en cuenta las intenciones de las partes por encima de las ejecuciones de las mismas? A primera vista parece indicado pensar que Hamás desea tanto la destrucción de Israel como al revés, así que si cada uno lucha con sus armas, ¿por qué debemos pedirle a Israel que no luche con las suyas? La respuesta, si es que existe, debería llamarse respuesta proporcional. Os aconsejo en este punto un capítulo de El ala oeste de la Casa Blanca titulado precisamente así: "Una respuesta proporcional". Sin embargo, en este caso no parece tan sencillo como lo fue para el presidente Bartlet. Pedir respuestas proporcionales entre enemigos acérrimos parece un chiste de mal gusto.
Desde este atril no me veo capaz de criticar a la ONU, la UE, USA, etc... por razones harto evidentes. Pero me puedo cagar en la madre que les parió a todos y quedarme tan tranquilo. La demencial actuación de Naciones Unidas, cuya figura ya me provoca asco e indignación a partes iguales, además de la de la mayoría de las grandes potencias mundiales, especialmente la UE han dejado a su suerte a miles de palestinos. Incapaces todos ellos de arremangarse y ponerse a mediar, como desean el 90% de la población mundial.
Ahora callan los detractores de Sarkozy, al que tachan de mediatico y de buscar la foto. No se si lo será pero al menos es el único, junto con Egipto, que ha tenido las suficientes pelotas de intentar buscar una solución que salvará vidas humanas. Y que luego se haga un book con la Bruni si quiere. Pero le prefiero a esa panda de mangantes magnates (no me he liao con el teclado, no) de brazos cruzados.
Todo lo acaecido en esta semana me ha dado para pensar lo nada que cuenta España en el ámbito internacional. La voz de Moratinos y Zapatero se oye lo mismo que el pedo de una hormiga en mitad del amazonas. Así que no me vendan más motos. Quizá en la UE España sí tenga algo que decir como octava economía mundial pero en el mundo de verdad, el de la política con mayúsculas, no somos nadie.
Y acabo con Obama. he aquí la primera decepción. Ahora se excusa en que sólo existe un presidente y no sé qué pamplinas. Lamentablemente, tal y como ya comenté alguna vez, las percepciones dependen en buena medida de las expectativas. Y con Obama éstas son gigantescas, luego me temo será el presidente muy criticado, incapaz de alcanzar los umbrales marcados por tantos miles de americanos y no americanos que ven en él poco menos que al Mesías.
Ya se ha dado cuenta que el lobby judío es tan poderoso como su mismo sello. No dudo de sus buenas intenciones pero si de veras pretendía cambiar el mundo, tendría que haber empezado por no engañarnos de que al menos iba a intentarlo. (Dejemos este comentario en cuarentena hasta que sea presidente. Es tremendamente injusto, pero no lo quiero borrar. No de momento).
Sólo cabe pedir desde aquí que la comunidad internacional se presente definitivamente como mediadores en el conflicto. Pero si USA sigue amparando como lo hace a Israel no hacemos más que perder el tiempo. Predicar en el desierto. Predicar a ambos lados de la delgada línea del mal. Solo que nadie es capaz de oir entre explosiones.