jueves, 27 de noviembre de 2008

Qué mas da Madrid o Barcelona


Otra vez de viaje. Voy a tener que darles la razón q quienes me dicen que vivo muy bien. Lo que yo no entiendo es que ellos no lo hagan también. La mayor parte de mis amigos (y lectores de este rincón) no viajan nunca, y cuando digo nunca es NUNCA. Sólo el hecho de pensar cruzar el Pajares les da pavor. Es su finisterre particular.
Y a mi personalmente me parece paleto y mundano. Ellos y su actitud. Reconozco que me encanta viajar aunque es cansando y no es fácil encontrar tiempo para hacerlo en condiciones. Encuentro terriblemente placentero levar anclas y aparecer en otro país, en otra región o en otro barrio. Siempre se esconde algo: un paisaje, una persona, un bar, una buena comida en mejor compañía... en fin, los placeres de la libertad de elección para disfrute personal.
Ah! Y a coste reducido, que ya oigo a lo lejos a los amigos del puño cerrado. Me digno en decir que me he metido en casa de todo conocido allende nuestra tierra. No me queda ni uno.
Esta semana toca Barcelona, otra vez. Ya van unas cuantas desde que fuera hace años a ver a L.loni, visita que apostaría fue la que inauguró este perenigraje de casa en casa. Recuerdo que vivía en una casa en la parte alta de la ciudad, en una habitación que le alquilaba una familia argentina. A falta de colchón dormí en los cojines del sofá tirados en el suelo; casi como el Ritz (para los críticos).
Nada más aterrizar en Barna fuimos a cenar al restaurante del Djibi, un negrazo enorme que regentaba un tugurio de platos combinados donde el cocinero, cuarentón y calvo, estaba liado con una sudamericana menor de edad. Allí cenamos todos juntos en la misma mesa, como buenos hermanos. Sorpresas de esas inesperadas.
Al día siguiente fuimos al prestreno de una peli de Eduardo Noriega y Paz Vega donde pudimos departir con ellos al acabar la proyección. De aquello recuerdo que Noriega era un chaval aparentemente normal, más bien con intención de ser interesante sin realmente serlo, y que Paz Vega es una imbécil integral incapaz de quitarse las gafas dentro de un cine. Gilipollas es lo que eres, pacita.

En esta ocasión la visita tiene una doble intención: visitar a mi hermano y cuñada primero y ver al Sporting, segundo.
Hace ya dos años, desde que salimos de allí para ir a USA, que no voy a la capital catalana y nunca está de más volver a ver tan hermosa ciudad y, faltaba más, visitar a la familia, separada por cientos de kilómetros.
Y ver al Sporting tampoco es mala cosa. Especialmente si ganan y hacen un buen partido. Sentir la sensación de vencer en territorio comanche es terriblemente placentera. Pasáyoslo pol focicu, nun tien preciu.
Bona nit a tots.

1 comentario:

Anónimo dijo...

También tienes amigos que no viajan porque trabajan y no tienen tiempo. Castrón !