El pasado martes vi Camino. Lo primero que quiero decir es lo maravilloso que resulta ver ahora una película en una TVE ya sin anuncios. Sabes a qué hora empieza, sabes a qué hora te vas a la cama y lo ves del tirón aunque, eso sí, tiene el inconveniente de que si te estás meando no hay forma de parar la emisión. Después de 50 años de emisión de pelis con publi, nuestras vejigas no están acostumbradas a aguantar tanto.
Respecto a la película propiamente dicha, me quedé impresionado, horrorizado y cabreado. Lo primero al darme cuenta de lo fácilmente sugestionables que somos los humanos, lo fácil que es meternos en la cabeza cualquier historia. Es tolerable si se hace con buenos fines, para sacar lo mejor de nosotros mismos pero es indigno cuando se hace para controlar a los demás en pos de unos fines egoístas.
Lo segundo fue al comprobar lo que son capaces de hacer determinadas personas o entidades para lograr unos fines que ni siquiera soy capaz de entender y especialmente duro fue el comprobar lo dañinas que han resultado las religiones para las sociedades.
A poco que alguien lea algo sobre las religiones se dará cuenta de que lo que menos importa es el trasfondo del que presumen sino las dominantes posiciones que han logrado en la sociedad para su suerte. Todas ellas se basan en dogmas altamente custionables y adoptados por normas sociales anteriores a su imposición entre las gentes. Asumen roles paganos anteriores para entrar sin hacer ruido y dejar su impronta: el por qué la vaca es sagrada en India, por qué el islam no acepta el cerdo, por qué la Nochebuena es el 25 de diciembre o el significado de la cruz o la piña vaticana (referencias sexuales estas últimas) no son explicadas por divinidades ultraterrestres sino por simple interés.
A pesar de haber sido advertido por un amigo de que la película, más allá de la historia o de que estuviera bien hecha, era un auténtico manual de sugestión hacia el espectador, no pude evitarlo. Al principio la historia puede verse con cierta distancia pero el director consigue introducirte irremediablemente en la historia hasta hacerte sentir toda clase de sentimientos odiosos contra el Opus y su puta madre. Y eso me jode. Darme cuenta de lo fácilmente dirigible que puedo ser, especialmente cuando uno aprecia su integridad y coherencia.
Claro que para algo vemos el cine...para ver lo que no queremos ser.
1 comentario:
tuve exáctamente el mismo problema de vejiga con Camino el otro día y no encontraba el momento chico...
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