martes, 26 de mayo de 2009

Grandes misterios de la humanidad: el secamanos

¿Por qué el secamanos deja siempre de funcionar cuando aún no has acabado de secarte?¿Por qué siempre tenemos que darle dos veces al pulsador?

Peticiones


Hace unos días necesitaba un abrazo. Pero fui incapaz de pedirlo. No debe ser tan malo pedir a veces, ¿verdad?

miércoles, 13 de mayo de 2009

28...


...como pesadas losas sobre mis hombros...


Vaya trágicu que me pongo. ¡Si estoy estupendo!

martes, 12 de mayo de 2009

Luto


Efectivamente llevaba muchos años tentando a la suerte y me he quedado sin verte. Siempre que se anunciaba algún concierto tuyo me prometía acudir sin remisión dado tu aparente estado físico. Pero esta vez ya no será posible. Fuiste un tipo maltratado por la generación en la que te tocó vivir, fuiste el más perjudicado de todos. Un conductor suicida, seguramente involuntario por los tiempos del descontrol, desenfreno y, la para mí clave desinformación de la movida. Todo en las mismas proporciones de tu talento.
Marga te espera desde hace unos meses allí. En el cielo de los músicos. En el sitio de tu recreo.

Pieles rojas y blancas


Es actor pero no sé cómo se llama. Es gijonés y, para más señas, fue al colegio con Jana. En realidad, todo esto no tiene trascendencia porque sólo quiero que este chaval me sirva como ejemplo. Este jovenzuelo, prototipo de actor “Al salir de clase”, es un habitual de La Cofradía, el bar donde acudimos a ver los partidos del Sporting. Le he visto allí prácticamente en todos los encuentros a los que he ido. Siempre pegado a la puerta, mirando el televisor y apoyado en la barra del bar con un nutrido grupo de habituales. No sé si sufre o no, si disfruta o todo lo contrario, pero lo que sí sé es que es fiel a las citas rojiblancas.

El domingo pasado llegó tarde, seguramente porque vendría de algún ensayo. Vestía ropa informal, creo incluso recordar que llevaba chándal y cubría su torso con una sudadera de color oscuro; verde o marrón probablemente.
Como es sabido, el domingo el Sporting perdió dramáticamente, quedando sus opciones de supervivencia en la máxima categoría del fútbol español en una consecución de milagros de difícil creencia aunque haya quien se siga engañando.

Las caras y ánimos al final del partido eran, lógicamente, más tristes que una canción de Enrique Urquijo. No había ganas de nada. Así que, uno a uno, fuimos pagando y enfilamos la salida como penitentes desde nuestro lugar habitual, el fondo del bar.
Tras recorrer la barra por el estrecho paso que queda con la pared, sorteando al resto de clientes, me fijé en él. En nuestro protagonista. Estaba empezando a agarrarse la parte baja de su sudadera y mientras levantaba los brazos para sacársela pude ver la camiseta que llevaba debajo. Era del Barça.
Venía, claro, dispuesto a celebrar el alirón blaugrana con la emoción propia de quien va a disfrutar de una fiesta segura justo a continuación del funeral sportinguista.
Aquella imagen me dolió como una puñalada en el corazón. Estuve tentado a decirle algún reproche pero no tenía ni ganas de hablar, por no contar con un posible enfrentamiento que seguro no me beneficiaría e incrementaría exponencialmente mis probabilidades de recibir hosties como panes.

Hoy, con calma, reflexiono sobre ello. Sobre las posibilidades de tener dos equipos o tres o catorce. Quizá yo sea un empecinado: en realidad no debe haber nada malo en ello. Todo es posible. Y tampoco debe tener nada de malo alegrarse y disfrutar después de una derrota. No nos va la vida en ello y además, tampoco tenemos la culpa. Nosotros no corremos detrás del balón. Somos espectadores y punto. Pasivos seguidores en busca de hazañas que transformen nuestra mundana existencia.

Me alegro por los que en la vida lo tienen tan fácil como quitarse la sudadera. Por levantarse las capas de los sentimientos como si fueran una cebolla. Por ponerse y quitarse los colores según convenga. Es una formidable manera de vivir buscando la felicidad. Fácil, rápida y efectiva.
Para mi desgracia, hay cosas con las voy al desnudo. O eso intento.

viernes, 8 de mayo de 2009

Por alusiones


¡Qué guapo ye querése!

La llucha: conciencia y conocencia


Tamos na selmana les lletres asturianes y toca lo propio. Siéntolo polos non falantes, que haylos, pero n’estos díes ye lo que hai.
Nun tuve tiempu estos díes pasaos pa poneme a escribir nin un ratín namái. Asina que fáigolo dende’l trabayu. Espero que nun yos importe.

Fai unos años que préstame abondo escribir na llingua n’estos díes de cellebraciones y reivindicaciones pola oficialidá. Muncha xente lleva lluchando polos derechos de los asturiano-parlantes ensin resultáos. Cuéstame muncho entender les razones que lleven a los políticos a nun reconocenos drechos fundamentales que nun afeuten a los que tan en contra. Ye namái que danos drechos adicionales a unos sin restricciones a los demás. Solo queremos espresanos y que los nuesos fíos deprendan una llingua que ta condenada a morrer si nun facemos daqué.
La xente pué falar lo que-y salga’l refaxu, nun me importa (si lo faen con propiedá).

Tamién hai mas coses de les que me di cuenta’n Madrid. La xente nun sabe que tenemos llingua, pallabres, espresiones, cultura… ye lo primero contra lo que tuve (y toy entovía lluchando) equí. Muncho asturianismu, muncha banderina, muncho sidre y folixa pero de la nuesa llingua ni pallabra, nunca meyor dicho. Y ye porque nun nos damos cuenta del enorme tesoru que ye una llingua propia. Falámosla (o escribímosla) de cualquier forma (veáse l’exemplu) porque nun la estudiamos. Porque nun tenemos conocencia d’ella. Porque nun la estudiamos n’escola.
Y ye que ye perdifícil defender lo que ye tuyo ensin nun ties conciencia primero.
La llucha continúa.

lunes, 4 de mayo de 2009

Grandes misterios de la humanidad: llover


¿Por qué cuando llueve achinamos los ojos?¿Acaso vamos a mojarnos menos por ello?